Menos cerebro, corazón

Como humanos, somos terribles para razonar. Sentimos primero y racionalizamos después. Elegimos selectivamente la evidencia que queremos escuchar y nos atenemos a ella de manera protectora. Somos excelentes para analizar profundamente a otras personas y sistemas de pensamiento, pero a menudo no vemos las reglas que gobiernan nuestros propios sistemas y comportamientos. Por estas y […]

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